sábado, 30 de mayo de 2009

GAROÑA.


No pretendo abrir un debate nuclear con este post. Mi postura está clara. Soy absolutamente contraria a la energía nuclear, no tanto por la inseguridad que ésta entraña, sino por el problema irresuelto del almacenamiento de residuos tóxicos. Esta actitud general de falta de previsión, de planificación a largo plazo, es muy habitual en el hombre contemporáneo y no acabo de comprenderla, pero este es otro tema.
De lo que quiero hablar aquí es del cinismo de los "gobiernos", en este caso del español. El PSOE incluía en su programa electoral de las dos últimas legislaturas el cierre de la central de Garoña, pero, ahora, se ha vuelto desmemoriado. No necesita coherencia alguna, porque la masa de votantes jamás le va a pedir explicaciones. La impunidad de la que gozan los políticos con responsabilidades se la otorgamos nosotros.
Esta central debería llevar 12 años cerrada; solo con varias prórrogas concedidas por el Gobierno se mantiene abierta todavía. En los últimos meses ha sufrido 4 paradas por averías. Según todos los investigadores imparciales, los tanques sufren un elevado nivel de corrosión y grietas profundas.
El Diputado de Medio Ambiente de Araba, ha enviado 9 cartas al ministerio correspondiente sin recibir respuesta alguna. Así que ha tenido que coger su coche y plantarse en Madrid con los miles de firmas recopiladas, emulando cualquier película costumbrista con intencionalidad política de los años ochenta. Patético, ¿verdad? Como él dice, es más que sospechoso el silencio del Gobierno, que se ha vuelto, de pronto, sordo, mudo y amnésico. Hoy se celebra una manifestación en Gasteiz que tampoco será escuchada, supongo.
En el otro lado de la balanza tenemos al lobby nuclear, que, lejos de esconderse, convoca ruedas de prensa con una chulería hiriente y que, ante la falta de argumentos, recurre al chantaje y la amenaza: "Si se cierra Garoña, la electricidad multiplicará su precio." De nuevo, cualquier observador imparcial denuncia la falsedad de está afirmación, puesto que Garoña suministra menos del 1% de la electricidad.
Lo relevante de todo este asunto es que el Gobierno va a plegarse a los intereses particulares de un lobby en lugar de preocuparse por la seguridad de sus ciudadanos. Siempre lo mismo.
Por otro lado, en multitud de campañas tan hipócritas como ñoñas, en un ejercicio de cinismo sin precedentes, nos alaban las excelencias de las energías renovables y no contaminantes. Animo a cualquiera a que intente colocar placas solares para suministrar energía a su casa. Se encontrará con tales trabas que, desanimado, seguirá entregando su impuesto mafioso a Iberdrola, Repsol, Naturgas, Endesa o a la camorra que nos corresponda, según nuestro lugar de residencia.

jueves, 28 de mayo de 2009

EL REY DE LA CASA.

Como estas cosas suceden en oleadas, tengo varias amigas y familiares que han sido madres recientemente. Quizá, por ello, me fijo más en los niños pequeños: cuando van al colegio, juegan en el parque o van de compras con sus padres. Como dicen los anuncios, Testado, en 9 de cada diez casos el panorama es hasta un 70% más desolador.
No entiendo qué proceso sufren las mujeres occidentales cuando son madres. Está claro que, para ellas, en pleno siglo XXI, la maternidad supone la realización máxima. Sobre esto no puedo opinar porque no he sido madre todavía, pero sobre lo que sí reflexiono es sobre la devastación intelectual que, al parecer, provoca el embarazo. Las madres se sienten únicas (!) y heroínas de melodrama por haber parido. Esta felicidad, por desgracia, tiene su reverso en el conocido proceso del doble vínculo, tan propio de las madres: sí, es verdad que debemos envidiarlas, pues son inmensamente felices al haber traído al mundo esa criaturita, pero también debemos compadecerlas en cuanto mártires incomprendidas de la procreación porque ellas llevan todo el terrible peso de la educación y crianza. Lo que no dicen es que ellas excluyen sistemáticamente al pobre padre, que pasa a ser una comparsa vacilante que intenta, por un lado, cumplir con el listón tan elevado de padre modelo que nuestra sociedad le ha impuesto, pero que, por otra parte, soporta el apartheid de la madre -"no hagas esto, que tú no sabes"- y sus continuos reproches -"lo tengo que hacer todo sola".
En casas en las que antes se leía, se veían pelis o se escuchaba música, ahora todo gira en función del niño. Cambia hasta el decorado. De pronto, el salón se ha transformado en una sala de juegos para el principito. Únicamente se escucha música que dice ser infantil sólo porque es estúpida. En la tele dotada con Blu-Ray y Canal Disney el niño absorbe ideología fascista y estética de centro comercial. El único material escrito que se encuentra consiste en "cuentos" de papel de lujo en los que no hay más de una palabra por página. Lo único que decora la preciosa vitrina y las paredes en tonos pastel son fotos del mismo bebé que babea un metro más abajo. Mil sonidos chirriantes, risas de payasos, puñetazos, explosiones y musiquillas de ritmo sincopado, mil estímulos visuales de colores chillones cambiando a velocidades subliminales que se reflejan en las pupilas bobaliconas que ya se adaptan a la telebasura futura que habrán de ver como buenos ciudadanos. Decenas de juguetes que le enseñan los principios básicos de nuestra cultura: coche y pistola. El niño no sabe dónde acudir ante la sobreestimulación de diez juguetes similares, de diez ositos que reclaman su atención y que terminarán pronto en el reciclaje de basura sin haberla logrado.. No puede ir descubriendo sucesivos juegos porque los tiene todos a la vez. No puede soñar con juguetes mejores, porque ya los tiene.
Ya no existe ninguna conversación con estos padres entusiastas; lo socialmente correcto consiste en reir las supuestas gracias del niño que, por lo general, está mimadísimo y no tiene ninguna. Los padres ya no se ocupan de lo que sucede en el mundo, solo nos narran innumerables anécdotas que certifican la inteligencia superdotada de su Neroncito o se lanzan reproches respecto de quién se dedica más al niño. Conozco casos aberrantes en los que el crío duerme en la cama de sus padres a la edad de 2 años. Imagino el sexo tan estimulante que tendrá la pareja. Esta es la única forma de castidad que todos entendemos hoy.
Todo esto me parecen nimiedades cuando pienso en lo que va a llegar cuando este Calígula sea adolescente. Imagino a un niño retraído, absolutamente dependiente de su mamá, vulnerable, egoísta. O esto, o un psicópata asesino de ancianas. Y, peor aún, qué pasará cuando esta generación de imbéciles sobrealimentados sean padres, deban votar y les den armas y poder. Esto, espero no verlo. Lo que está claro, en mi opinión, es que la forma de concebir la maternidad es un síntoma claro de la decadencia de Occidente.

martes, 26 de mayo de 2009

MARMITAKO.

Hoy vamos a cocinar otra receta vasca, tradicional y muy popular. No sale cara y alimenta, así que nos puede servir de plato único, si acaso, precedida por una ensalada y acompañada de una buena hogaza de pan. Aprovecharemos que estamos en plena temporada de bonito, por lo que se encuentra en abundancia y a buen precio.

Ingredientes, para cuatro personas:
-Un kilo de bonito,
-Dos kilos de patatas,
-Dos pimientos verdes,
-Dos chalotas,
-Un pimiento choricero o ñora (hay que ponerlo en remojo 12 horas antes),
-Dos dientes de ajo,
-Aceite de oliva,
-Salsa de tomate,
-Pimentón.
-Sal

Modo de elaboración:
En este caso, vamos a preparar el marmitako comme il faut pero, si nos parece muy engorroso, tranquilos, que al final de la receta ofrezco un plan B y la diferencia no es muy grande. Es más, ¡a algunos les gusta más la versión B!
Bueno: se supone que hemos ido al mercado y hemos comprado un kilo de bonito en grandes rodajas. Lo primero que debemos hacer es quitarles la piel y la espina central con las que prepararemos un fumet delicioso.
Vamos al fumet. En un puchero, ponemos los restos del pescado junto con las siguientes verduras, (incluyendo trozos verdes y feos): un par de ajos, un puerro, una cebolla y cualquier resto de verdureja cruda que tengamos por ahí, las zanahorias también. Lo ponemos con agua y en cuanto hierva, lo dejamos a fuego lento y tapado. Comprobaremos que está cocinado cuando vaya tomando color y aroma. suele tardar una media hora.
Cuando lo tengamos cocido, lo colamos y reservamos el caldo. Ahora, en una cazuela grande, colocamos picaditas las verduras para que se pochen. (Las que hemos utilizado para el fumet no, esas las tiramos... ¡Tampoco se puede aprovechar tanto!) Ponemos primero los ajos, con un buen chorro de aceite para que se sofrían y después añadimos las chalotas, los pimientos verdes y la ñora. La ñora es ese pimiento seco tan extraño que parece de plástico. Antes de usarla hay que tenerla en agua fría unas doce horas para que se quede blanda.
Una vez pochadas las verduras, añadimos las patatas que habremos pelado y troceado previamente y la salsa de tomate. Recordad que es fundamental arrancarlas con el cuchillo en lugar de cortarlas para que el sabor penetre y la patata se esponje. Además es conveniente salarlas antes de echarlas a la cazuela. Añadimos también el pimentón y el fumé. Dejamos que nuestra deliciosa pócima hierva como unos diez minutos para que las patatas se rompan, transcurridos los cuales, lo dejamos a fuego bajo unos veinte minutos.
Cuando falten apenas dos o trés minutos para que el plato esté concluído, cosa que comprobaremos pinchando las patatas, añadimos el bonito cortado en tacos. Si lo dejamos más tiempo, el pescado se seca y resulta correoso. Lo mezclamos bien y ya está, nuestro supermarmitako para impresionar a los colegas.
Algunos adictos al marmitako le añaden trocitos de pan duro. Si os ha quedado muy caldoso, es una buena idea. El pan se empapa con el caldo y queda riquísimo.

Plan B.
Si sois tan, pero tan vagos que no os da ni para ir a la pescadería, se puede preparar un marmitako de supervivencia que escandalizaría a los puristas, pero que os aseguro que también está buenísimo. En efecto, se trata de sustituir el fumet por dos pastillas de caldo de pescado, ¡otra vez nuestro amigo el glutamato!, y el bonito fresco por bonito en conserva. Eso sí, el bonito tiene que ser del bueno, de esos que vienen en frascos con trozos grandes. No lo intentéis con esas latitas de atun desmigado y pringoso. Eso está bien para hacerse el bocata del botellón, pero no para el sagrado marmitako.

domingo, 24 de mayo de 2009

ALGO PARECIDO AL SUSHI.

Lo cierto es que no me encuentro entre los admiradores de la cocina japonesa. Me refiero, claro está, a la que podemos probar en los restaurantes japoneses del país, porque yo no he tenido el placer de visitar Japón, de momento.
Esta comida me parece escasa, insípida y carísima. No acabo de entender que te cobren 15 euros por una empanadilla microscópica de atún y dos granos de arroz, pero sé que a mucha gente le apasiona esta comida, ideal, desde luego, para los que están a dieta.
Aun así, el sushi no está mal y es lo que vamos a preparar hoy. Internet está repleto de recetas ortodoxas de sushi, así que yo voy a proponer algo parecido que ha surgido, como las mejores recetas, en un intento de recolectar y combinar sobras para preparar la comida de un domingo lluvioso y vacilante. El resultado ha sido exquisito, según la opinión de los sujetos experimentales de la muestra -osea, mi marido y mi perra. Vamos allá.


Ingredientes:

-Una bandejita de ajos frescos,
-Dos zanahorias,
-Dos vasos de txikito de arroz basmati,
-Dos pastillas de caldo de pescado,
-Aceite de oliva,
-Perejil,
-Estragón,
-Una bandeja de boquerones al ajillo.
-Panecillos suecos integrales,


Modo de elaboración:
Pelamos bien los ajos frescos, quitándoles las puntas y la cabeza, además de un par de capas de piel y los troceamos en rodajitas finas.
Pelamos las zanahorias y las cortamos en medias lunas.
Colocamos ambas verduras en una cazuela o sartén con un chorrito de aceite de oliva y ¡cómo no!, nuestras amigas las pastillas de caldo, que en este caso, lógicamente serán de sabor a pescado. Rehogamos y removemosla mezcla hasta que se pochen las verduras y se disuelva la pastilla en el aceite, Entonces añadimos los dos vasitos de arroz. Lo mezclamos bien con las verduras y lo espolvoreamos generosamente con estragón y perejil picadito.
Inmediatamente añadimos el doble de agua que de arroz, o sea, cuatro vasitos. Lo dejamos hervir un par de minutos y luego lo mantenemos a fuego lento unos 15 ó 20, según comprobemos que el arroz ya está tierno, suelto y sin agua.
El arroz basmati me parece muy adecuado para este tipo de platos. Es un arroz aromático y eso le da al plato un gusto delicado y muy especial. Bueno, me dejo de rollos. Ya tenemos el arroz.
Ahora, podemos colocar una cucharada de arroz sobre un panecillo sueco de los planos o cualquier otra rebanada de pan o galleta salada que sea fina y crujiente. y rematarlo con un precioso boquerón al ajillo. Y ya tenemos el entrante del domingo. O un pintxo muy majo.
On egin.

viernes, 22 de mayo de 2009

ERES LO QUE HACES.

Recientemente, he hablado con una amiga que ha sido relegada de categoría profesional. Trabaja en una empresa privada con status de ONG, de manera que se beneficia a un tiempo de las ventajas empresariales del libre mercado capitalista y de las exenciones fiscales de los restos de Estado del bienestar que, increíblemente, subsisten todavía en la privilegiada Europa
Sería largo y complejo explicar por qué la han descendido de categoría, así que baste decir que ha sido cesada de un puesto técnico por ser invulnerable al mobbing meramente psicológico y ha pasado a ocupar un puesto de carácter administrativo. La depresión que ha sufrido mi amiga no está motivada por el descenso de salario, bastante considerable, por cierto, sino por el descenso de categoría y la sensación de injusticia ante la falta de recompensa por un trabajo bien realizado y una entrega ilimitada al mismo.
Todo esto me ha llevado a pensar que, bajo esta frustración y desespero, subyace algo que quizá ni ella misma se atreve a confesar. Yo lo denominaría pérdida de status social. Y es que vivimos un momento en el que el trabajo consiste, no en un medio para obtener dinero, sino en un fín en sí mismo, de modo que aquél que no trabaja no es nadie. No se trata tanto de ganar mucho dinero, puesto que se desprecia a los rentistas por ociosos y parásitos. Es, más bien, un apellido que te clasifica. Pedro Fernández, ingeniero; Amaia Garmendia, azafata. En este sistema de tarjetas de presentación, los pensionistas, las amas de casa, los desempleados o aquéllos que desempeñan trabajos considerados no cualificados, son solo escoria. Y, aun peor, están desubicados del mundo "guay" y fuera del sistema de redes sociales-laborales que parecen mover el mundo -si bien lo cierto es que el mundo sigue funcionando mal que bien gracias a la masa de los empleados no cualificados. Así, es preferible ser periodista de un periodicucho o una radio locales, aunque ganes mil euros mensuales, por ejemplo, que ser albañil ganando 2.500. Porque para muchos el dinero sin más no importa tanto como parece. En este caso es fundamental para la autoestima tener una mesita con un cacharro lleno de bolis, un ordenador y un cartelito en el que se lee tu nombre.
Mi amiga antes era respetada porque era una técnica de cultura. Los mismos idiotas que antes le pedían información sobre conciertos, museos o festivales de cine, le miran ahora por encima del hombro porque en la actualidad se dedica a cumplimentar modelos y certificados administrativos. De pronto, ha perdido su autoridad en materia cultural y se ha convertido en un personaje gris que estampa sellos. Mucho peor le hubiera ido si le hubiesen mandado a fregar suelos, desde luego... La misma persona pasaría a ser de árbitro de la elegancia a señora suburbial a la que apenas se atribuyen rasgos humanos.
Yo he atravesado por todas las situaciones imaginables de la pirámide y he sido tratada en cada momento como se supone que debía serlo, independientemente de mi forma de ser que no ha variado, así que sé de lo que hablo. Es costoso soltar ese lastre del status social y apreciar a alguien por lo que es, por cómo es y no por lo que su contrato dice que hace. Creo que éste es uno de los prejuicios más alienantes y destructivos.
Qué ascopena


jueves, 21 de mayo de 2009

martes, 19 de mayo de 2009

Comiendo fuera. Hoy: Andoni Gaztelumendi (Oiartzun)


Hoy voy a hablaros del restaurante Andoni Gaztelumendi -que hasta hace unos años se llamaba Kaxkazuri- donde, casualmente, he tenido el gusto de comer este mediodía.
Se trata de un lugar muy acogedor y agradable situado en pleno centro de Oiartzun, en una de las pocas casitas que han escapado al derribo y posterior sustitución por un horrendo bloque de pisos. Su propietario es encantador y un buen cocinero, así que el servicio, tanto el suyo como el de las chicas es excelente y la comida muy buena. Y a un precio muy asequible.

Dispone de una carta algo menos exigua de lo que por desgracia empieza a ser habitual, un menú degustación y un menú de diario, de lúnes a viernes, que, por 15 euros ofrece un abanico de platos muy aceptable. Hablando de carta, éste es uno de esos restaurantes en los que se toman la molestia de enumerarte de viva voz los platos. Esto posee varias ventajas:
-Se pueden preguntar las dudas que vayan surgiendo inmediatamente.
-No se le pùede tener a uno esperando media hora hasta que se vuelven a acordar de ti para tomarte nota y tenerte otra media hora esperando al primer plato.
-El trato es más cercano, cosa que cuando el camarero es agradable y educado es una ventaja. Aunque cuando se trata del clásico borde-plasta-graciosillo es mucho peor...

El local es poco grande -apenas una decena de mesas y con una bonita decoración, por dentro y por fuera. La música la tienen muy baja, lo cual también se agradece.
El cuidado por los detalles es excepcional para tratarse de un simple menú del día: pequeño aperitivo inicial, delicada vajilla, retirada de las migas de pan, y un vino más que aceptable para ser el de menú. He comido en sitios de los de 60€ por cabeza con peores servicios y complementos
Es muy habitual que a los lugares en los que se respira tranquilidad y buena educación acuda también gente igualmente tranquila y educada. Nunca me he encontrado en este restaurante con gente de esa que berrea o con esas familias que se creen que los restaurantes son chikiparks para sus malcriados monstruítos.

Vamos a centrarnos en lo más importante: nosotros nos pedimos el menú del día, que los tiempos no están para gastos excesivos.
En el día de hoy ofrecían el siguiente:
-Entrante: Ensalada de mollejas de pollo. Spaghetti carbonara. Alcachofas salteadas con jamón. Pastel de merluza.
-Segundo plato: Rotí de pavo. Pollo a la brasa. Congrio en salsa verde con almejas. Trucha con jamón, Codillo con salsa de cereza.
-Postre: Helado de yogur. Pudding de manzana. Torrijas. Profiteroles.
Elegimos los pasteles de merluza, el pollo y el codillo. Todo estaba cocinado y presentado con sencillez y buen gusto. Sin duda, se trata de uno de los lugares más recomendables de Oiartzun, ahora que tantos restaurantes antaño estupendos han caído en manos de esos pseudochefs que van cambiando de restaurante cada cuatro años para ir timando a gente distinta cada vez.
Si alguien vive cerca, además, con la excusa de comer en Oiartzun, -o viceversa- puede aprovechar el día para hacer un poco de turismo y visitar el valle que, todavía, en los lugares en los que las hordas de Sauron no han llevado el hormigón y el Bauhaus de pueblo, sigue siendo precioso. El pueblo está rodeado de bidegorris que pueden recorrerse andando o en bici y con la estampa increíble de las Peñas de Aia al fondo del paisaje.
Que lo disfrutéis.

lunes, 18 de mayo de 2009

EL FRAUDE OBAMA.



¿No es increíble cómo después de tantas repeticiones hasta la naúsea sigue funcionando a la perfección el mismo márketing a la hora de comprarnos un automóvil o votar a una marioneta pintarrajeada?. Asistimos perplejos y asqueados a la "cobertura informativa" del proceso electoral norteamericano, en el que se nos presentaba a un tipo que hasta ayer no conocíamos de nada, promocionado con un nombre redondo y también llamativo, como si fuera una marca: Obama. Los medios que dicen ser de izquierdas nos lo presentan como una especie de ángel salvador de su país y, por tanto, del mundo entero. Odio dármelas de profeta de lo evidente, pero nunca esperé nada de este hombre, como tampoco me creo lo del cabello un 65% más sedoso. Ni siquiera me pareció destacable el hecho de que, por primera vez, un negro ocupara la Presidencia del país. Una negra había sido con Bush la ministra de exteriores que iba encabezando a las hordas genocidas formadas básicamente por carne de cañón también negra. Obama no es un negro, como lo era Malcolm X. Es un yanqui pijo-fascista. Un verdadero cambio habría sido que el Presidente americano fuese ese negro Malcom X, por ejemplo, Pero algo así constituiría una verdadero novela de ciencia-ficción.
El hecho de que el teatro cruel de marionetas de los USA haya cambiado al psico-clown Bush por el comehamburguesas mulatito con dientes de corporación dermoestética no significa que debamos tragarnos el milagro de Obama y la bruja Clinton, cuya campaña ha sido subvencionada por el mismo lobby judío americano, osea, por los de siempre.
Y, en efecto, este adalid del pacifismo y el buen rollito, comienza a mostrar su verdadero rostro. Me limitaré a la política exterior, por la sencilla razón de que la interna no me interesa. Los norteamericanos son responsables del infierno en el que viven y, además, parecen bastante felices siendo tan competitivos en esa carrera hacia la estupidez y la crueldad supremas de su anarco-fascista way of life. Así que mi preocupación exclusiva es que no exporten su modelo de subsociedad.
Con respecto a Latinoamérica, Obama ha hecho lo de siempre: exhibir su mierdosa sonrisa y sus trajes de vendedor de seguros en la cumbre americana. Podía haber levantado el bloqueo a Cuba, por ejemplo, para dar muestra de sus buenas intenciones, pero eso es demasiado radical, claro. Confiemos en que sus jefes le ordenen dejar de preparar intentos de golpes militares en los países que no pasan por su aro, que cada vez son más.
Tampoco hizo ni dijo nada cuando Israel invadió Gaza asesinando a cientos de palestinos. Sus coachers no se lo habrían permitido. Por otro lado, sigue masacrando población civil con toda impunidad en Afganistán y Pakistán, extraño modo de ser pacifista. Pero ni siquiera ha abandonado Irak ni ha expulsado a esa mafia de seguratas de Blackwater, acusados de asesinatos y violaciones probados.
En fin, su ultima decisión se refiere a Guantánamo. No lo va a cerrar y ha restaurado las cortes militares, mediante las cuales serán juzgados los presos ahí recluídos sin garantías mínimas como el habeas corpus. Nuestro Obama recula como el vendedor de seguros que, una vez firmado el timo, nos revela la letra pequeña. Preferiría haberme equivocado con Obama y sus numeritos, pero va a ser que no. de momento,
Hussein fue ahorcado protagonizando uno de los momentos más atroces que yo recuerdo con su ejecución televisada. Ya que un país tan democrático como Estados Unidos dispone de mecanismos legales como la pena de muerte y, puestos a eliminar criminales de guerra, ¿por qué no empieza con Bush, Runsfeld, Cheney, etc? Esto también es ciencia ficción...
Me temo que Obama hará lo mismo que su predecesor: utilizar el márketing que tanto le ayudó para demonizar a los dirigentes de un país antes de invadirlo, con cualquier medio a su alcance, incluídas las mentiras más necias. El mismo márketing que ha hecho que las calles se llenaran de gente protestando contra la guerra de Irak pero que ahora nadie mueva un dedo por Afganistán o Palestina porque, claro, aunque estos no tienen armas de destrucción masiva, tienen algo aun peor: son TERRORISTAS -la palabra mágica del guiñol, ante la que todos los niños ya saben que viene el coco. El guiñol de pesadilla que aparece en nuestras teles, en las mismas en las que Franco y Juan Carlos se dirigen a la Nación con sus medallas al mérito. Y van desfilando el monigote de Aznar, diseñado por Nintendo, el enrrollado Zapatero, diseñado por Pixart, promotor del páis de las tres culturas en la que la Conferencia Episcopal sigue mandando y los que vienen en pateras son metidos en prisión.

Tienen razón en que Cuba es un país triste. Ellos no tienen un guiñol tan divertido. Siempre ese señor con barbas que habla de cosas aburridas, sin márketing, sin gancho, un 53% menos demócrata...

domingo, 17 de mayo de 2009

Comiendo fuera. Hoy: Matteo (Oiartzun)

Hace tiempo comenté que, de vez en cuando, incluiría recomendaciones de restaurantes buenos y baratos que, en muchos casos, no aparecen en ninguna guía. Lo que no pensé fue en hacer antirrecomendaciones; pero, ante la experiencia traumática que sufrí ayer, no me resisto a inaugurar esta nueva sección que, espero, sea poco extensa, ya que significará que me han timado poco.
Porque lo de ayer fue un toco-mocho culinario. En primer lugar, te sablean el dinero y el tiempo reservados para disfrutar de una buena cena. Y lo peor es que te toman por idiota, ofreciéndote bazofia camuflada de alta cocina. Voy a contaros mi padecimiento de anoche. Pero, antes, esbozaré una breve historia del restaurante Matteo, en otro tiempo, un lugar precioso donde se comía mejor que bien.
Recuerdo el Matteo de hace unos quince años, cuando acudía frecuentemente con mi familia. En aquel tiempo lo regentaba María Luisa Eceiza. Estaba situado desde hacía un siglo en un entorno precioso. A través de sus ventanales, se contemplaba el río Oiartzun flanqueado de praderas y hermoso árboles. El comedor estaba decorado con muy buen gusto, la atención era cercana, pero exquisita y la comida, que es lo principal, deliciosa. Todavía recuerdo su magnífica ensalada de bogavante, el solomillo al foie o sus incontables postres. Bueno, pues todo eso ha desaparecido, incluidos los árboles y las praderas, aunque, esto último no sea culpa del actual cocinero sino de la avidez especulativa urbanística que, también en este pueblo, ha causado estragos.
Recientemente, el Matteo ha cambiado de chef y yo, animada por mis recuerdos infantiles, me decidí a disfrutar de una deliciosa cena con mi pareja. El fiasco fue absoluto. Comenzaré citando detalles extragastronómicos, pero que, en mi opinión, también deben ser cuidados en un restaurante que se precie.
1. Al reservar mesa, no se especifica si un comedor es o no de fumadores. A mí me encanta fumar un buen puro tras una buena comida y me encontré con que en mi zona no se podía fumar. Eso se advierte. Menos mal que, dado que la cena resultó repugnante, fue menos frustrante no poder fumar. De hecho, no tomamos ni café y salimos escopetados al bar de siempre donde nos pusieron unos cafés estupendos y pudimos fumar nuestro puro.
2. La carta es tan reducida que te ves obligado a pedir el menú degustación. Se supone que es más económico y que te ofrece un abanico de lo que allí se cocina, pero en este caso es prácticamente obligatorio pedirlo porque la carta abarca los mismos platos. Lo mímimo que se puede pedir, ya que se limitan a este menú es que esté delicioso. Pues no, nada de eso.
3. El servicio es lamentable, no por la lentitud, ya que cocinan en serie, pero a mí no me parece normal que en un restaurante de este tipo las camareras se den órdenes a grito pelado delante de los clientes, como si de un merendero se tratase. Por favor, un poco de discreción. Los temas de trabajo se tratan en la cocina. Tampoco me parece normal que la camarera te pregunte cariacontecida si "no te ha gustado el plato, bonita." Si me lo he dejado es que no me gusta, señora. Como yo no bebo alcohol, pedí un zumo de tomate. Llamaron al chef, ante lo insólito de mi petición y, por fín, tras mucho elucubrar, me aparecieron con un vaso de cocktail lleno de zumo, mal preparado y con una cucharita... Qué calamidad. Y ahora, por fín, vamos a centrarnos en la comida.
Si os cito los platos que pedimos, la cosa suena bastante bien. Como entrantes, ensalada de cigalas y guacamole, micuit, canelón de berenjena, hojaldre de puerros... Como plato principal, merluza con txangurro y carrilleras de ternera. Postre: bizcocho de chocolate con helado de caramelo y chocolate blanco. Leído está bien. Lo malo es comérselo. Todos los platos sin excepción están deslavazados e insípidos. Hay que tener arte para arruinar una merluza de buena calidad y conseguir que sepa a agua del grifo. Las carrilleras de mi marido, (las que comió, quiero decir) olían básicamente a chamusquina y por lo visto estaban alternativamente sin pizca de sal e hipersaladas. El postre ni lo probé porque olía a Titanlux. Mi marido se atrvió a meter la cuchara en el chocolate blanco y refirió que le recordaba a un yogur caducado, pero sin el menor rastro de sabor a chocolate. También comentó que el vino que acompañaba al menú degustación sabía básicamente a agua aunque con un retrogusto a pesticida muy peculiar.
En fín, lo que a veces resulta una pena, el hecho de que la comida sea muy escasa, fue la única ventaja de la noche.
Solo puedo decir algo positivo del sitio este: tuvieron el buen gusto de no poner el canal romántico del hilo musical o la Cadena 40. En su lugar, cantaba Xabier Lete, como símbolo de lo que un día fue y ya nunca más será.

P. D. (Noviembre, 2009) Últimamente han ido a comer amigos míos de confianza y me aseguran que sus experiencias han sido cuando menos aceptables, ni mucho menos tan desagradables como la nuestra. Quizá tuvimos mala suerte. En cualquier caso, en esta como en otras críticas de restaurantes me limito a describir experiencias concretas. La de aquél día fue pésima. Quizá en el futuro volvamos a probar suerte

jueves, 14 de mayo de 2009

El control del pensamiento: la ilegalización preventiva.




Hace tiempo que este tema aparece reflejado de diversas maneras en novelas de ciencia ficción y en películas futuristas. En algunos casos, como el clásico de Orwell, el control ideológico es policial y drástico y se ejerce mediante prohibiciones tajantes y concretas. Esto, por muy claustrofóbico y castrante que resulte, impone menos temor que lo que está ocurriendo hoy en España.
Aquí nos encontramos ante un paso más en la carrera por controlar a la población: el control de las ideas. Ya no se prohibe actuar de tal o cual manera sino pensar de una forma determinada. Como todavía la telepatía no permite adivinar lo que uno piensa, ni se nos ha implantado un microchip para controlar nuestro cerebro, el estado tiene que recurrir a la ilegalización preventiva de las opiniones que intentan hacerse públicas.
De hecho, el Fiscal General y los abogados del Estado, reconocen que, en esta ocasión, van a tener más problemas para ilegalizar la lista de candidatos a las elecciones europeas de la agrupación Iniciativa Internacionalista. Evidentemente, no se puede acusar de terroristas al Premio Nacional de Literatura Alfonso Sastre, ni a la líder de Corriente Roja y ex-diputada por Izquierda Unida, Ängeles Maestro, ni a diversos líderes de pequeños grupos nacionalistas de la Península, hasta hoy considerados "inofensivos".
Hasta los que nos gobiernan comprenden que esto es una locura. Entonces, se recurre a la posibilidad de que alguno de ellos tenga un amigo o un primo que haya formado parte de lo que, con un lenguaje goebbelsiano, es denominado, "lista contaminada". Si todo esto tampoco funciona, entonces se inventan la ilegalización preventiva: con ella, el Estado vela por nuestra seguridad y acaba con una ideología antes de que se pueda plasmar en una lista, porque puede ser peligrosa. Esto sería de chiste sino fuera tan terrible y supusiera una vulneración tan flagrante de nuestro derecho a discernir.
También se me pasa por la cabeza la denigrante situación de un hombre de la categoría intelectual y ética de Alfonso Sastre, con un larguísimo pasado de lucha a cuestas rindiendo cuentas ante un tipo anodino que aprobó unas oposiciones y que ejecuta sin cuestionarlas ni ética ni técnicamente, las instrucciones que le vienen ya dictadas: "Ilegalícenos Vd. este partido: busque cualquier excusa."

Personalmente, tengo poca fe en la decisión que pueda adoptar el Tribunal de Estrasburgo con respecto a los recursos que seguramente interpondrán los peligrosos asesinos de Iniciativa Internacionalista, ya que Europa se ha convertido en una especie de transnacional mercantilista que ha aparcado a un lado cualquier cuestión relativa a los Derechos Humanos. Me temo que un 15% de la población de Euskadi e ignoro el porcentaje de la población española, tendremos que seguir con la mente en blanco mientras el Estado nos protege de nosotros mismos.

Listado de los peligrosos terroristas que encabezan Iniciativa Internacionalista.
Fahrenheit 451 - François Truffaut

martes, 12 de mayo de 2009

Tarta de galletas.



Este postre está riquísimo y es muy fácil de cocinar. Ni siquiera necesitaremos utilizar el horno. Podemos adornar la base que vamos a preparar con nata, mermelada, frutos secos o cualquier combinación que nos guste. En este caso, lo haremos con nueces. Este es uno de esos postres que, si no sabes cómo se hace, puede parecer complicado, y en realidad es sencillísimo. Ideal para quedar bien y fardar de cocinero sin tener ni idea.





Ingredientes:


-Galletas cuadradas, estilo María, - es mejor que sean un poco gruesas,
-Leche entera,
-Cola-Cao,
-Nueces.

Modo de elaboración:

Necesitaremos un recipiente rectangular más bien profundo. En mi caso, lo ideal hubiera sido utilizar una fuente elegante, pero el servicio se ha cargado todo el cristal de Bohemia de la casa. Qué le vamos a hacer... Así que de momento hemos utilizado esta bonita y funcional fuente de plástico -ideal, además, para el microondas.
Debemos cubrir el fundo de la fuente con sucesivas capas de galletas, cuidando de que no queden intersticios y las vamos empapando con leche, poco a poco, hasta que la absorban. Haremos tantos pisos como queramos.
Cuando tengamos una masa consistente la apartamos y nos ponemos a preparar el chocolate.
El chocolate lo hacemos en un cazo a fuego lento, añadiendo leche y Cola-Cao hasta que quede cremoso, removiendo con una cuchara de palo para evitar que se formen grumos o que se pegue al cazo. Calcularemos la cantidad suficiente como para cubrir con abundancia las galletas de la bandeja..
Ahora lo decoramos con nueces -o nata mantada, o lo que queramos- a nuestro gusto y lo dejamos enfriar un rato.
Cuando haya dejado de estar caliente lo dejamos en la nevera durante una noche. La tarta se compactará y la podemos cortar en raciones. Ya tenemos un postre listo.
A disfrutar.

lunes, 11 de mayo de 2009

Cultura y otros sucesos paranormales.

En los últimos años estoy asistiendo, perpleja, a un fénomeno inquietante y anticipador, creo, de la destrucción sistemática de la cultura que está penetrando en todas las capas de nuestra sociedad. Los gestores de los medios de comunicación, o sea, las empresas que ponen su dinero y exigen, por tanto, una linea editorial, están vaciando progresivamente de contenido cultural todos sus artículos y programas. Por un lado, se banaliza el concepto de cultura, metiendo en el mismo saco los discos de Bisbal, la última performance de un interesantísimo artista novel, que recoge postes de luz y los pinta a lunares y la última obra de Umberto Eco -por decir alguien que todavía escribe y le publican cosas medianamente interesantes. De esta forma, alguien que ve una peli que antes fue un videojuego, que antes fue una novela, que antes fue un cómic, que antes fue una chorrada que se le ocurrió a un crío de siete años, se considera igual de culto que el que va a ver una peli rusa subtitulada a la filmoteca de su ciudad. Te argumenta que todo es cultura y que la elección de una u otra película depende exclusivamente de nuestro gusto. Así, claro, todo vale.
Por otro lado, se considera imbécil al público potencial que va a recibir la información. Se baja tanto el nivel que la programación o la literatura infantiles, resultan a menudo más complejas e interesantes que la de adultos. Ya tenemos las condiciones idóneas para arrasar con cualguier vestigio que huela a cultura: nuevas generaciones idiotas y acriticas salidas de los centros de idiotización masiva llamados colegios, con el inestimable refiuerzo de la TV, que son los nuevos deberes que todo niño debe hacer en casa.
En este panorama desolador, se está produciendo una paradoja que conduce al pesimismo a la persona más tendente a la esperanza. El único reducto de los medios de comunicación en donde podemos encontrar ciencia, historia, literatura, filosofía, etc, es el de los programas de misterio. La cultura ya es un fenómeno para normal y una ocupación de frikis. Es terrible asistir al espectáculo de la aparición de, por ejemplo, un catedrático de filología neotestamentaria al que se le deja hablar un par de minutos para dar luego paso a un cantamañanas que habla de abducciones o a un equipo de "investigadores" que graba psicofonías en un hotel con fantasma. Espantoso...
No critico a los catedráticos que se han visto relegados a estos programas´basura para poder acceder a la sociedad. Al contrario, gracias a ellos, me trago este tipo de engendros. Lo que lamento es que carezcan de su propio espacio en algún lugar.
Charlatanes vanidosos y profundamente ignorantes como Iker Jiménez tienen la potestad exclusiva de invitar a los sabios de nuestro tiempo. claro que lo hacen con cuentagotas y eso, a pesar de que profesores como Antonio Piñero, por ejemplo, se han convertido en un auténtico fenómeno mediático. La gente está hambrienta de saber, pero nos siguen dando circo. Invitar a un personaje serio y reconocido les sirve para que luego pensemos que el impostor de feria que le sigue o que imcluso se permite el lujo de rebatirle es también un sabio.
Esto no es casual: se busca el descrédito del conocimiento, de forma que nos parezca igual de verosímil un hallazgo arqueológíco que la leyenda de la chica de la curva. La decadencia del imperio ha llegado.
De todos modos, gracias. Mi agradecimiento a Iker, porque, gracias a payasetes ególatras como él y su troupe, he conocido a gente muy interesante.

viernes, 8 de mayo de 2009

Tortilla de Cortegana

Esta receta se la debo a la madre de mi suegro, que vivía en este precioso pueblecito de la Sierra de Aracena. En realidad, este nombre nos lo hemos inventado nosotros en su honor.
Se trata de una deliciosa tortilla, dura pero esponjosa, que se puede utilizar como una base de pizza, infinitamente mejor, cubierta de pimientos, berenjenas, aceitunas, anchoas, atún, queso, champiñones... En fin, que podemos prepararnos nuestra combinación preferida; o tomarla con ensalada o pisto.



Ingredientes, para dos personas:


-5 huevos,
-Harina,
-Pan rallado,
-Leche
-Aceite de oliva,
-Orégano,
-Sal.



Modo de elaboración:

Para esta tortilla -y en realidad para cualquier otra- es fundamental usar el mínimo de aceite. Bastará con untar una sarten más bien grande con un poco de aceite para evitar que se pegue.
Batimos los huevos en un bol. Les añadimos una pizca de sal. Después vamos añadiendo el pan rallado, la harina y la leche poco a poco y mientras lo vamos mezclando haciendo círculos con la cuchara -como si removiéramos el azúcar en el café. ¿Qué cantidad de harina, pan rallado y leche hay que echar? Pues eso depende de cómo queramos la tortilla. Mientras más pan y harina añadamos, la tortilla se parecerá más a un bizcocho y menos a una tortilla. La leche es preciso echarla para ir licuando la mezcla y que no se quede como cemento. Cuando estemos satisfechos con la mezcla, la espolvoreamos con un poco de orégano.
Calentamos un poco la sarten, añadimos la masa y la ponemos a fuego muy lento. Lo más lento posible. Cuando lleve unos cinco minutos así, comprobamos si la tortilla está ya hecha por abajo -por arriba seguirá estando sin hacer, claro está.
Ahora viene la parte peliaguda para los torpes. Hay que darle la vuelta. Como esta tortilla tiene la masa muy espesa es más fácil de lo habitual.
Lo mejor es utilizar una tapadera de aluminio como las de la foto. Tapamos la sarten con la tapadera y le damos la vuelta ¡Sin miedo! Bueno... por si acaso hazlo en un sitio en el que no sea muy traumático que caiga un montón de masa... Si ha habido suerte, comprobaremos aliviados que la tortilla está redonda y oronda sobre la tapadera. Ahora la dejamos caer deslizándola sobre la sartén, de forma que la parte que antes estaba abajo ahora esté arriba. Y dejamos de nuevo que se vaya haciendo a fuego muy lento. Cinco minutos después y una vez cuajado el huevo por los dos lados, la sacamos ya sin miedo.
Y a disfrutar.

Más sobre Cortegana.

Aguardar demasiado a un convidado es una falta de consideración para los que están presentes.
Brillat de Savarin

martes, 5 de mayo de 2009

Las camisetas del Ché y la legitimación de la Violencia.

Muchos simpáticos chicos y chicas izquierdosillos compran artesanía africana en mercadillos, Se ponen un palestino para salir de marcha y, cómo no, visten camisetas del Ché. Se apuntan a clases de jembé y fuman petas. Todo esto lo veo bien; yo también tengo un palestino y todo eso, pero me pregunto qué cara se les quedaría si supiesen quién fue el Che y, sobre todo qué hizo. Qué pensarían, si es que lo hacen, acerca de la frase del Che que, más o menos, venía a decir que la violencia es necesaria porque, en ocasiones, solo con sangre se purifica la injusticia.
Supongo que quedarían perplejos, porque esta nueva izquierda buenrrollista y dicharachera es absolutamente pacifista. Esta alienación es la que más me irrita y me deprime. Algunos hablan de que tiene que terminar la pobreza en el mundo, mientras se sienten orgullosos de trabajar en la banca o en una transnacional por mil euros al mes. Admiran a su jefe y piensan que las huelgas son inútiles, que están desfasadas y que, además, y esto es lo terrible, no pueden permitirse que les descuenten un día de salario porque, aunque siguen viviendo con sus papis porque no pueden pagar una hipoteca, están hasta el cuello pagando las letras de su todoterreno con el que se trasladan a hacer el bobo los fines de semana contaminando como una pequeña fábrica móvil, aunque son tan ecologistas que apagan cinco minutos la luz cuando se lo dice la tele.
El mensaje del falso pacifismo ha calado muy hondo en nuestra sociedad, pervirtiendo el lenguaje y la realidad de los hechos. La gente ha olvidado que existe la violencia defensiva, absolutamente legítima y la ofensiva, totalmente deplorable. Esta figura que está recogida hasta en el código penal en forma de legítima defensa es admitida sin chistar por cualquiera. Todos comprendemos que una mujer maltratada le pegue un golpe a su marido para defenderse, aunque este golpe termine con su vida y hasta empatizamos con ella. ¿Por qué no se extrapola esta lógica tan elemental al conjunto del orden mundial o a las graves injusticias sociales dentro de cada país?
Los mass media y las escuelas han invertido mucho tiempo y dinero en ello. Las mujeres maltratadas o los niños abusados por un pederasta resulta que son los terroristas. Si la violencia ofensiva practicada por los asesinos israelíes, norteamericanos y europeos, se considera civilización, entonces ¿consideraremos también beneficiosa la violencia ejercida contra las mujeres maltratadas?. Seguro que muchos maltratadores argumentan que ellas se merecian, por su maldad, la paliza que les han dado. También se nos dice que los genocidas yanquis e israelíes son benefactores que quieren llevar a los países incivilizados su libertad y su democracia. Sin embargo, palestinos, chechenos, afganos, guerrilleros colombianos, kurdos, etc, etc, son terroristas a los que hay que combatir.
Y cuando se somete la disidencia y ya no es necesaria la violencia física, se utiliza la psicológica, que es más cómoda y eficaz. Se deslumbra a la gente con el consumo fácil, se la esclaviza con trabajos arduos y mal remunerados y se repiten los mensajes adecuados en los medios de desinformación.
La violencia ofensiva no se detiene ante nada. Cuando todo esto falla, se utiliza al poder legislativo y al judicial para ilegalizar partidos, inventándose cualquier excusa. En Euskadi se está dando la situación inconcebible de que se detiene a una persona por decir que lamenta la muerte de alguien en lugar de condenarla. Sin embargo, se ha repetido con tanta saña que lo que hay que hacer es condenar y no lamentar o sentir, que el 90% de los españoles verán absolutamente lógico este razonamiento, incluídos los izquierdosos del principio que, por supuesto forman parte de la izquierda meramente nominal, asimilada al sistema.
Yo, como el Ché, como Hamás, como el P.K.K, como las FARC, condeno la violencia ofensiva, invasora, la explotadora y apoyo sin ambages las violencias defensivas que se producen hoy en el mundo, desde la yihad a las marxistas, desde las nacionalistas a las ecologistas. Todas, en el fondo, hacen lo único que puede hacer un humano que todavía pretenda conservar ese nombre: resistir a la esclavitud, a la destrucción, y a la globalización del sufrimiento.


Iñaki Gil de San Vicente
Günther Anders

domingo, 3 de mayo de 2009

Merluza en salsa verde.

Hoy vamos a cocinar, por fin, una receta vasca, que ya iba siendo hora. En este caso, es primordial contar con una buena materia prima, así que nada de merluza congelada, fundamentalmente porque la salsa no liga bien y, además, la textura es incomparable. Por suerte, la merluza está en este momento, a un precio asequible. Deberemos comprarla en rodajas, calculando una o dos por persona, dependiendo de lo glotones que seamos. Vamos al lío.

Antes, una pequeña puntualización: aunque nosotros ahora no le vamos a ñadir nada, este plato se puede preparar con varios aditamentos:
-con espárragos,
-con guisantes,
-adornándola con rodajitas de huevo duro.
-con almejas...

Ingredientes:

-Merluza fresca en rodajas,
-Aceite de oliva,
-Perejil,
-Sal.
-Harina.

Modo de elaboración:
Necesitamos una sartén o cazuela muy ancha y plana. Vertemos aceite generosamente y ponemos a dorar tres ajos enteros. En cuanto se doren, añadimos las rodajas de merluza que, previamente hemos salado y enharinado. Lo de la harina es para "sellarlas", es decir, evitar que pierdan demasiado líquido para que, de este modo, resulten más esponjosas. Añadimos también el perejil picadito. Si no nos gusta encontrar trocitos de perejil, se puede atar un manojo con un hilo para que se impregne del sabor y del color verde tan característico de esta salsa, que es lo que nos interesa. (Personalmente, yo lo prefiero picado porque me encanta el perejil).
Ponemos la cazuela tapada y a fuego alto alrededor de un minuto, pero en seguida lo bajamos.
Lo importante de este plato es que la salsa ligue, que espese. Para ello, debemos arrastrar la sartén con movimientos rápidos pero suaves y sin apartarla del fuego. En un cuarto de hora, más o menos, dependiendo del grosor de las rodajas de merluza, ya está cocinada.
Lo más difícil de este plato vasco es conseguir que la salsa "ligue". Ya se sabe que en Euskadi, eso de ligar siempre es más complicado que en otros sitios, je, je... No hay que desanimarse si las primeras veces no sale muy bien. Al final se le coge el truquillo.



El descubrimiento de un nuevo plato contribuye más a la felicidad del género humano que el descubrimiento de una nueva estrella.
Brillat Savarin

sábado, 2 de mayo de 2009

Patatas con ajo.

Hoy vamos a preparar una receta típica de la cocina tradicional de Murcia, donde se suele tomar en los merenderos de la huerta, como acompañamiento del cordero o pollo a la brasa. Estos lugares se encuentran por los alrededores de la capital murciana o en las numerosas pedanías que la circundan. Pero también por todas las huertas de la Región. Suelen ser una especie de patios repletos de limoneros y naranjos donde se busca el fresco en las tórridas noches de verano y donde se come muy bien a precios muy asequibles. Es una tradición algo parecida a la de nuestras sidrerías, aunque los murcianos no saben venderla y eso es genial porque, de esta forma, no se llenan de guiris y así no suben los precios..
En cualquier caso, estas patatas resultan una guarnición estupenda para pescados, verduras, etc.

Ingredientes:

-Patatas,
-Aceite,
-Sal.
-Mayonesa,
-Ajos.
-Limón.


MODO DE ELABORACIÓN.
Pelamos las patatas y las cortamos en dos mitades, longitudinalmente. Si las patatas son grandes se cortan en más rodajas, porque conviene que éstas no sean demasiado gruesas. Las salamos y las colocamos en la bandeja del horno que, previamente hemos untado con aceite para que no se peguen. Antes de meterlas en el horno les damos la vuelta para que se impregnen de aceite por las dos caras.
Las ponemos en el horno precalentado unos cinco minutos a una temperatura de 180 a 200 grados durante unos 20 minutos, pinchando con un tenedor para comprobar que están tiernas.
Mientras se están asando las patatas, preparamos el ali-oli. Una vez más, acudiremos a la fórmula sencilla y compramos la mayonesa ya hecha..
Ponemos en un recipiente dos dientes de ajo por cada 250 gramos de mayonesa y un chorrito de limón para que resulte menos empalagoso. Lo pasamos por la batidora y ya está listo.
Luego vamos untando las patatas con el ali-oli según las comemos.

Consejillo del día:
Muchos opinan que es mejor preparar el ali-oli asando los ajos previamente porque resulta menos fuerte e indigesto. Yo lo sigo haciendo crudo porque me encanta el sabor a ajo, pero hay estómagos delicados y puede ser una buena idea.